domingo, 3 de junio de 2012

Árbol de vida


El miedo como tal es una forma
efímera de nuestra mente que nos trata
de dejar en claro, que no es que algo malo
vaya a suceder, si no que seguimos vivos
y capaces de actuar como bestias ante la
menor provocación.

Había notado antes que la casa mas lejana
estaba vacía, pero no entendía el porque nadie
nos dejaba acercarse, ponían advertencias y
señales de obstrucción, como si nos escondieran
algo que no pudiéramos comprender.

Ese día lo iba a recordar muy bien.

Sentado en la escalera esperando dieran las doce
de la noche, terminaba mi cigarro y apagaba
mis pensamientos en sus cenizas, no podía entrar
mas que siendo puro y terminar destrozado
por lo abrumado del intenso calor que se sentía.

Dando los primeros pasos dentro, note que había tanta
luz que pareciera era de día, tome las escaleras
y me aferre al pasamanos porque mientras mas avanzaba,
mas largo se hacia el camino.

Cuando llegue a esta única puerta al final de los
escalones, note que había llegado a la terraza y que
efectivamente era de día. ¿Habría pasado el tiempo
muy rápido? ¿Acaso no vi bien que sucedía y estaba
soñando?
Vi que había un cuarto lleno de fantasmas de papel y
un espejo muy grande, comencé a tomar fotografías
para mostrarle al mundo que no había razón para temer,
todo esta en nuestra mente.

Raro era que el espejo reflejaba todo menos a mí, te vi
sentada en el suelo, justo entre el fantasma mas colorido
y el hoyo en la pared que parecía tomar la forma de alguien
saliendo por ella.

Extrañamente no me sentía solo en ese lugar.

Cuando por fin tome la decisión de acercarme, observe a mi familia
en el espejo, mis amigos, las personas que alguna vez me
lastimaron, todos saludaban alegremente y con lagrimas en los
ojos sonreían. Se despedían de mi.

Cuanto extraño tus labios mi pequeña, cuanto necesito sentir
tus brazos de nuevo rodeándome, como cuando fuimos jóvenes
y eternos y todo parecía desvanecer en tu cariño.
Se que algún día estaremos juntos, sin soltar nuestras manos que
ya sudorosas contaban historias bellas de como el amor
existe en todos los lugares, de como las personas no conocen
el significado verdadero de un latir profundo.

Aquí te estaré esperando, hasta que llegue el día en que nuestros
reflejos no sean mas que nosotros.

En tu corazón permanezco eterno.

Ahora el colibrí se ha ido, ya no siento el aleteo de sus alas
ni su pico besar mi nariz.

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