martes, 28 de agosto de 2012

Al remitente


A veces las cosas que nos gustarían controlar, se salen de nuestras manos. 
En algunas ocasiones nos llevan a tomar malas decisiones y en casos raros,
al final todo resulta como queríamos.

Mis preocupaciones jamás serán las tuyas, así como mis prioridades terminaran
 por hacer que me valore.
¿Acaso todos deberíamos reconocernos extraños en este mundo?
¿Cuántos no han tambaleado ante la respuesta?

Esto no es mas un pensamiento…

Esto que te entrego es mi alma pura con un sentido de sarcasmo y cinismo.
Yo ya deje de ser parte del todo.

domingo, 17 de junio de 2012

Anden 84


En la línea del final, la meta se puede alcanzar si la mente se lo propone, pero solo sabe a éxito cuando el corazón entra en términos condicionales de lo que esta por suceder.

-“No dices nada y siempre dices mucho”-

Ya me había acostumbrado a escuchar esas palabras frecuentemente, la relación entre lo que digo y pienso siempre ha sido vana porque nunca he dicho todo lo que pienso y siempre he pensado todo lo que digo. Piensa antes de levantar el vuelo hijo mío, que tus alas no son hechas de plumas si no de oro, oro que se convertirá en piedra cuando cruces los mares mas pútridos y las montañas mas pobladas. Oro que como brillo, se ha de extinguir cuando la luz del sol no alumbre más y ahí encontraras tu obscuridad verdadera. ¿Verdaderamente crees que te he abandonado? 

Me ha tomado de la mano de nuevo y mientras pienso que Ileana no comprende lo que siento, las otras doce personas que me acompañan en este cuarto de maquinas son representantes de diferentes etapas de mi vida, lugares que conocí y personas que deje atrás, así como a mi me olvidaron algunos y otros mas me hicieron a un lado. Te quiero pero no ahora, te necesito pero mañana, te levanto para tirar de nuevo de tu cabellera y arrastrarte porque el hombre de las cavernas ha tomado un lugar diferente.
Mi ropa ya vieja y con olor a muerte ha ido amontonándose mas en mi cuerpo, algunos guardias que pasan nos regalan chamarras o calcetas que al final sirven para taparse del frio. Las paredes como mal necesario, están quebradas y solo hay una única puerta. Esto es un cuarto subterraneo no un hotel y si se enterara el jefe de estación seguro nos corre a todos. Me preocupa la pequeña joven que esta embarazada: ¿Qué podría saber un chiquillo de dieciséis años sobre lo que es tener una vida dentro de ti? ¿Cómo podría ser una persona de futuro ese humano por venir? 

De vez en cuando notamos que la gente alcanza a observar que debajo de las calles hay algo pero probablemente no sepan que es, no han de tener ni idea que aquí vivimos nosotros. Segregados de la sociedad y dispuestos a defendernos ante todo. La estirpe hambrienta no conoce lo que es el perdón ni lo que es sufrir por amor de verdad, que nadie te reconozca y no existas, que como cero no puedas compartir ningún par.
Aquí abajo tenemos nuestros propios problemas e historias, como cuando el guardia del turno de la madrugada quiso entrar a hurtadillas a violar a la joven que esta embarazada, todos suponíamos que no era nada malo pero realmente no sabemos que es lo que sucedió bien. Ese día nos trajo de comer porque llego mas temprano y para muchos fue solo un sueño, seguramente ella tendrá el hijo de alguien mas porque de otro modo todos recordaríamos algo. Recuerdo cuanto tenia poco que yo había llegado aquí y me querían echar, suponían una amenaza para su comunión, realmente tuve tiempos difíciles pero me dejaron permanecer aquí debido a que supe como arreglar unos hoyos en la pared y quitar cables que ya colgaban casi hasta el suelo. A veces no dormíamos a gusto pensando en que si un cable tocaba algún charco todos nos íbamos a electrocutar.

Volví a soñar contigo hoy, sueños prominentes de situaciones con poca maña, nada que un ilustre no pudiera lograr o algo imposible de obtener. Bella como siempre acercabas tus manos a las mías y tomabas mis labios entre los tuyos. La sensación de tenerte entre mis brazos jamás podrá ser superada por algo en este mundo, porque solo a ti puedo servir. De entre escombros tome mi corazón para extenderlo en mi mano, que vieras el pergamino de rosas que se ha formado con el tiempo y tengas momento de observar como tu rostro se dibuja en el. Mis manos menos destruidas que mi corazón alimentan de pecado el pensamiento de los hombres, como han hecho mil veces antes mil bestias distintas portadoras del sello. Y ni mil bestias han podido forjar en mi alma un solo desdén de reproche cuando no has contestado mis llamados amorosos.
A la mañana siguiente me desperté con dolor de cabeza y un nudo en la garganta, solo quedábamos siete y ella seguía aquí, como cada mañana me miraba fijamente a los ojos y eso era mi único consuelo en este piso frio ya rajado por tanto movimiento oscilatorio. Ojos puros que antes fueron corrompidos por el sentir de los pesares y los malos amores que no saben apreciar, gente como nosotros no cabe en este mundo y por eso he preferido el subterráneo.

-“Estoy embarazada”- Fue lo primero que dijiste, no podía concebir tal noticia, ¿como seria capaz yo de luchar por alguien en estas condiciones? (…)

Tomando tu mano partimos hacia la superficie, nada iba a interponerse entre lo que habíamos creado y nuestro futuro, nada ni nadie puede apartar algo como lo nuestro. Solo una compuerta mas y estaremos fuera.
Mi sorpresa seria que al observar la luz de nuevo, no era el sol, no eran linternas, no era el sonido de las llamas a mí alrededor, la luz provenía de una ciudad que se quemaba. Todo estaba incendiado y no había rastro de alguien.
Suficiente habíamos sufrido como para saber que no existía otra salida, disculpa mi amor si esto no es lo mejor para ti pero se que me sabrás perdonar y comprender. Solo tuve en mente el arma más cercana que estaba posterior a la puerta de una patrulla. 

Tomándola entre mis brazos y en llanto como niño jale el gatillo, supuse que mi abrazo podría alguna vez ser tan fuerte como cualquier otra cosa pero sentir el peso de la vida es algo que no se describe fácilmente.
El sonido del arma solo aturde un poco pero no relata la misma historia que el plomo ha de sentir. ¿Podrás perdonarme algún día? Nos veremos en otra vida cuando podamos disfrutar plenamente de nosotros. Ese es mi consuelo.

No me sueltes amor, el viaje no ha terminado.

lunes, 11 de junio de 2012

Papillon


Con el transcurso de los días, las noches se volvieron luz y la luz se volvió mi obscuridad.
Mire el reloj y vi que de nuevo eran ya las seis de la mañana, mis manos ya no temblaban debido a el efecto de la cafeína y pude sentir tus brazos cálidos rodeándome. ¡Cuánto tiempo me hubiera gustado seguir disfrutando eso! Dale tiempo al tiempo cariño, el tiempo no espera a nadie.
Mi casa se había convertido en una estancia pulcra sin bardas sentimentales, dado que aquí en el campo número siete nos encierran con menos preocupaciones que a los demás, tenemos oportunidad y privilegio a ciertas cosas distintas. Yo por ejemplo puedo bañarme con agua tibia por cinco minutos más que algunos que acaban de llegar.

Esas puertas enormes solo se abren para traer gente, gritos y sollozos. Hace bastante ya que perdí la cuenta de cuantos somos aquí pero al menos por lo que se escucha gritar en el conteo, buena parte de la ciudad ya esta encerrada.

Para esclarecer algunos puntos específicos: En el año actual entro en vigor una ley en la que cumplidos los dieciocho años, todo joven ciudadano (mujer u hombre) debe de ser recluido en un campo, asignado a una tarea en especifico y cultivado para su posterior uso. No todos salen alguna vez.
Nosotros le llamamos el asilo siete. Mas que un campo parece un asilo enorme solo que aquí los viejos que no saldrán jamás se notan menos en la realidad que en su cuerpo.
Desde el parque del área tres puedo observar el lugar en donde se reúnen los ancianos, no nos dejan pasar porque el lugar tiene un tipo de inundación extraña que hace imposible llegar caminando, aunque siempre nos preguntamos como es que están ellos ahí, las respuestas llegaran a su tiempo y serán cambiadas por nuevas preguntas porque así juega la vida, nada es claro aunque tenga un porque.

No creí algún día tener el valor de acercarme a mi familia para congeniar ya que todos eran distintos a pesar de su cariño y realmente pocas veces habíamos cruzado palabras profundas sobre cuales eran nuestros planes y cuales nuestras expectativas.
Note raro en el espejo de la estancia que la parte superior de mis piezas dentales eran diferentes ya, de colmillo a colmillo todos eran dientes de plata y me causaba dolor incluso el solo tener la boca cerrada. La casa se sentía más vacía ahora que ya no estas, pero aun así habíamos reunido a todos aquí a tu salud y congruencia.  La luna brillaba intensamente, como si quisiera avisarnos que algo importante se aproximaba, como si las decisiones estuvieran ya en la mesa listas para ser tomadas de la base a la punta y sorbidas a tragos leves porque el whiskey solo siempre quema las penas pero aturde los sentimientos.

A sabiendas de que no siempre despertaba de humor, en especifico hoy me sentí diferente, camine directo hacia el lugar de los ancianos y mientras algunos ojos me observaban atentos, la mayoría deseaban que me hundiera en el agua para no salir jamás. Pose mis dos pies descalzos en los únicos lirios que estaban cerca y comencé a flotar poco a poco hasta llegar a la mitad del recorrido. Una voz grave y fuerte me dijo al oído –“Todavía no”- y al pensar que podría llegar la orden de alguien voltee a mirar a los demás solo para notar que ya nadie observaba lo que hacia, la voz venia de mi cabeza.
Una mariposa blanca como la nieve y pequeña como una flor destellaba polvos estelares mientras pasaba frente de mi, el polvo mágico convertido en fertilizante de amores se extinguía rápidamente así como la mariposa se hacia pequeña, se convirtió en polvo. Ese polvo comenzó a brillar aun más fuerte formando una bola y causando un zumbido en mis oídos. La esfera de luz se acerco a mi y penetro por mi pecho lentamente hasta que deje de sentir energía y que mis pies eran pesados. Volé hacia el eterno sufrir de los amantes en que cada noche despiden con aplomo a sus corazones porque el rio reclama lo suyo, la avenida de los sufrientes que ya no reluce con los llantos de los desesperados que por amor son capaces de todo. Volé hacia tus labios eternos que convierten todo beso en desperfecto, todo sufrimiento en cariño y todo problema en cuento. Todo beso tuyo es bien recibido y llegó para quedarse en mis memorias, en mi sentir y mi pesar de que a pesar la situación, el cerebro funde su razón en el corazón. ¡Necio!.

Abrí los ojos para verme gemelo, hermano de carne y sangre de un muchacho que según entendí decía ser nuestro cumpleaños numero dieciocho, temible respuesta. Mientras la casa de cuatro pisos y cuarenta puertas, pisos de madera así como sus barandales, amueblado perfecto y ventilación exacta estrechaban el turbio venir de una tarde atareada, me sentí mas joven y vivo. Nuestro padre había muerto y por esa misma razón madre no estaba seguido en casa, trabajaba para pagar todo lo que teníamos y sentirnos a gusto. Sentí la necesidad de decir que yo solo quería su cariño, no regalos caros porque el cariño es irremplazable.
 Sin nada que desayunar partimos a la cafetería de la esquina, ya la señora nos conocía bien como para saber que yo no comía grasa y tu no gustabas del azúcar en tu licuado -“Muchachos delicados”- decía sonriente sin afán de burla, nos identificaba burdamente porque el tenia un ojo gris y el otro café mientras que yo tenia uno café y el otro gris. Tristemente no terminamos el desayuno porque apenas probamos bocado un coche entro a deshacer la pared posterior con toda su fuerza, pensamos era un accidente pero las personas que descendieron del móvil nos miraban fijamente y con repudio. Corrimos a casa como nunca un atleta podría haberlo logrado.
Ya dentro, cerramos todo asegurándonos que las cerraduras no pudieran ser violadas y las ventanas resistieran tanto como se pudiera. Con un megáfono nos informaron que un especialista iba a entrar, no quería dañarnos y solo quería platicar. No me pareció amigable que dispararan a la chapa y precisamente este hombre nos buscara como desesperado. Cabello corto, guantes de piel, abrigo largo y un cigarrillo en la boca mientras su mano izquierda sostenía un arma. Nosotros en el segundo piso pensamos no nos había notado pero tontos fuimos y desesperados como hienas buscando carne nos vimos alejados de la realidad cuando velozmente subía las escaleras.
Cada puerta era un pasadizo a otro piso, otro cuarto, una estancia nueva que no conocía porque yo también era intruso. Solo tome fotografías mentales de todos los cuartos que vi y los pasillos que necesitaba saber a donde llegaban para seguir huyendo, bien había pensado antes que solo cuando una persona ve en sus manos su propia vida es que se sabe capaz de convertirse en bestia y luchar por sobrevivir. Anteponerse a cualquier situación clara o mística que sucediera después no estaba permitido.
El oficial perdió nuestro rastro en el tercer piso por lo que bajando rápidamente a la estancia principal pensábamos en escapar por la puerta principal. Veía las noticias lo suficiente como para saber que si existía una situación de rehenes se esperaban todo menos que salieran por la entrada,  solo que aquí el único rehén era mi ser dentro de mi, el espiral que se formaba ante el abismo de emociones y calumnias personales sobre lo poco o levemente capaz que era de salir victorioso me hicieron soltar un grito ahogado demostrando fortaleza, me estaba devorando a mi mismo.
Extraño fue notar que antes de la entrada se encontraba un arco, permitía el paso de nosotros y sobrante dejaba unos diez centímetros, aproximadamente estaba alzado a cuarenta centímetros del suelo.- “¿Qué hacia un arco ahí? Esas cosas están diseñadas para poner guías navideñas en épocas decembrinas o dar un aspecto de mayor altura”- Pensé mientras a pecho tierra llegábamos al otro lado. La puerta estaba atorada.
Regresamos al cuarto piso porque el oficial aun no salía del arco y llegando a la tercera puerta me dijo el gemelo que entrara, madre había creado ese cuarto para casos de extremo peligro y emergencia y sin dudarlo entre a encontrarme con un cuarto de lavado, ropa amontonada y muchas montañas de sabanas. –“Brinca”-.
Pasando al otro lado note que era una fachada de un cuarto de lavado, me encontraba en un cuarto alterno en el tercer piso que contenía una única escalera, específicamente 5 escalones hacia abajo, un descanso y continuaba hacia la izquierda hasta llegar al primer piso.
Me llene de terror al escuchar la puerta tras de mi abrirse de golpe y observar una silueta acercándose a mi posición. Sin nada en las manos, tus recuerdos en mi mente y los ojos llenos de lágrimas solo pude brincar hacia abajo, dejarme ir y confiar en que el dolor de la caída no seria más que el dolor que ya habías causado. Que aquel amor negado alguna vez y dejado en pausa tomara su lugar en algún momento. Detrás de mi venia aquella silueta que mientras mas se acercaba podía sentir como consumía parte de mi energía y mi ser. Toque el suelo sin mayor problema, no se rompió nada en mí y ahí fue cuando entendí que el riesgo vale la pena, estamos diseñados para soportar nuestros propios lamentos y lidiar con nuestra cabeza. Las telarañas o solo se llenan de mas polvo o son removidas.
El oficial tenia aprensado a el gemelo y entre la mujer que dejo de ser silueta y un segundo oficial me tenían a mi. De tez blanca, cabello largo y rojo, labios grandes y un traje blanco que mostraba heridas de guerra, escupía palabras que no lograba entender fácilmente, mi mente entro en shock al escuchar –“Son los últimos, no habrá mas jóvenes en el mundo y ahora todo tomara su curso natural”-.
¿Para esto abandone mi cuerpo? Mi misión supongo fue la de ver que pasaría en el ultimo momento de la existencia de la humanidad. Saber como es que llegaría la extinción a todos nosotros y tendría una pauta a seguir el nuevo orden mundial.

El ruido del helicóptero solo hacia hervir mas mi sangre, me quede sin aliento y desilusionado por saber que no seria capaz de hacer todo lo que tenia en mente, las personas que ya no vería, no probar de nuevo tu cuerpo, no sentir el calor de tu corazón.
Sonó el radio pidiendo informe sobre la situación y la mujer contestó: 
-“Estamos listos, de ahora en adelante todo será diferente, haremos de este nuestro mundo”- (…)
-“Nadie sabrá lo que sucedió aquí”-.

domingo, 3 de junio de 2012

Árbol de vida


El miedo como tal es una forma
efímera de nuestra mente que nos trata
de dejar en claro, que no es que algo malo
vaya a suceder, si no que seguimos vivos
y capaces de actuar como bestias ante la
menor provocación.

Había notado antes que la casa mas lejana
estaba vacía, pero no entendía el porque nadie
nos dejaba acercarse, ponían advertencias y
señales de obstrucción, como si nos escondieran
algo que no pudiéramos comprender.

Ese día lo iba a recordar muy bien.

Sentado en la escalera esperando dieran las doce
de la noche, terminaba mi cigarro y apagaba
mis pensamientos en sus cenizas, no podía entrar
mas que siendo puro y terminar destrozado
por lo abrumado del intenso calor que se sentía.

Dando los primeros pasos dentro, note que había tanta
luz que pareciera era de día, tome las escaleras
y me aferre al pasamanos porque mientras mas avanzaba,
mas largo se hacia el camino.

Cuando llegue a esta única puerta al final de los
escalones, note que había llegado a la terraza y que
efectivamente era de día. ¿Habría pasado el tiempo
muy rápido? ¿Acaso no vi bien que sucedía y estaba
soñando?
Vi que había un cuarto lleno de fantasmas de papel y
un espejo muy grande, comencé a tomar fotografías
para mostrarle al mundo que no había razón para temer,
todo esta en nuestra mente.

Raro era que el espejo reflejaba todo menos a mí, te vi
sentada en el suelo, justo entre el fantasma mas colorido
y el hoyo en la pared que parecía tomar la forma de alguien
saliendo por ella.

Extrañamente no me sentía solo en ese lugar.

Cuando por fin tome la decisión de acercarme, observe a mi familia
en el espejo, mis amigos, las personas que alguna vez me
lastimaron, todos saludaban alegremente y con lagrimas en los
ojos sonreían. Se despedían de mi.

Cuanto extraño tus labios mi pequeña, cuanto necesito sentir
tus brazos de nuevo rodeándome, como cuando fuimos jóvenes
y eternos y todo parecía desvanecer en tu cariño.
Se que algún día estaremos juntos, sin soltar nuestras manos que
ya sudorosas contaban historias bellas de como el amor
existe en todos los lugares, de como las personas no conocen
el significado verdadero de un latir profundo.

Aquí te estaré esperando, hasta que llegue el día en que nuestros
reflejos no sean mas que nosotros.

En tu corazón permanezco eterno.

Ahora el colibrí se ha ido, ya no siento el aleteo de sus alas
ni su pico besar mi nariz.

domingo, 29 de abril de 2012

Diciembre


De cabellos semi-largos y tonos grisáceos fue
la despedida. Jamás tuve tiempo de decir adiós
o al menos no como me hubiera gustado.

Ya listo para un nuevo día, las cinco de la mañana
marcaban el paso firme a seguir, atender a
las mascotas, salir por el desayuno y regresar por
una segunda taza de café. Atender a los clientes
acudiendo en motocicleta a su llamado, recibir
las llamadas en lo que fuera antes una tienda y
percibir los aromas penetrantes de la ciudad.

Ajetreado en la tarde beber una copa de ron
mientras un cigarrillo y la música de tríos
alegraban el corazón que ya débil, quería
descanso.
Escuchar las mismas historias una y otra vez fue
un deleite personal, ninguna palabra variaba y
eso me hacia descubrir siempre una parte nueva
de lo que según yo, ya conocía.

Extraño esos viejos tiempos que no volverán, cuando
las mujeres se comportaban como damas y se dejaban
cortejar.

Amigo, compañero, solitario, caballero. Hasta
siempre viejo.

martes, 13 de marzo de 2012

Croatoan


Puedo despertar de golpe, puedo despertar tranquilo, pero mis manos siempre estarán igual de frías.

La noche anterior al desastre se escuchaba tranquila, como esas tardes de verano que pasaba recostado en tus piernas bajo el árbol más grande del valle. Apenas escuchaba mi tenue respiración.

Con dificultad alcanzaba a visualizar algo después de la gran nube que cubría la parte baja del monte, sin embargo no repare en observar con detenimiento a la familia que se estaba mudando a la casa que antes ocupaba una familia que poco recuerdo, que se yo, probablemente jamás existieron. Nunca existió.

Ellos, como muchas otras familias, llegaban con su mudanza en la noche y hacían de su llegada algo por demás, notorio. Poco faltaba para que semejantes personas corpulentas hicieran mas, casi escuchaba su respiración que esos ya posibles 40 años (de los cuales seguramente la mitad se habían vivido ingiriendo comida chatarra) hacían aun mas pesada. Esperando como muchas otras familias a que algún vecino se acercara con una tarta, pastel o aunque fuera un saludo a recibirlos. Sorpresa que se llevaron al ver que el vecindario era más frívolo de lo que se veía ya. Estas personas que habitaban las suficientes casas como para llamar esto una pequeña ciudad, parecían dormir para nunca despertar.

Tuve que apagar mi cigarrillo y tomar mi ultimo sorbo de vino, ya era la hora exacta en que dependía de al menos quince minutos para tomar esa decisión de dormir temprano o como era ya casual en mi, empezar a viajar a la tierra eterna en el horario que normalmente un jefe de familia iría tomando apenas su ducha para irse a trabajar.

Esa noche dormí como nunca.

A la mañana siguiente, fue fácil notar que el clima había cambiado un poco (esta era una época del año en que despertarse con lluvia era lo mas común), ya que el sol estaba entrando fervientemente y apuntando justo a mi cara. Con lo que a mi me encanta el sol, como a los gatos el agua, camine a paso apresurado hacia la bañera para aprovechar tal vez el único baño de agua fría que había tomado desde ya meses antes, siempre se recupera uno de las camas ya con años de uso con un buen baño.

El alma burbujeante de mi bañera no había hecho más que como otras ocasiones ya, complacerme con tranquilidad y una buena guerra del cepillo para baño contra el pato de hule (batallas épicas se habían librado años atrás cuando todavía existía una mujer con quien compartir la bañera).

Yo como realmente nunca fui un hombre de rastrillo, ni leñador o carnicero, siempre tome mas en cuenta la maquina de afeitar eléctrica. Así me evitaba malos cortes en mi barba de 2 semanas, cosa que jamás me importo ya que aunque no cortara la piel, siempre me había dejado un lado con más barba que el otro.

En cuestiones de vestimenta, encontraba más el gusto por lo que mi ropero mandara, jamás tuve que tomar alguna decisión seria sobre que iba a usar el día de hoy más que cuando tenía que asistir a eventos de etiqueta. Como todo hombre que se hace decir uno al menos, las camisas, corbatas, trajes, pantalones de vestir, zapatos y tirantes, eran toda una atracción para mí y casi implicaban un ritual perfecto en el que la agujeta izquierda no debía ser mas larga que la derecha. Pantalones con el dobladillo hacia fuera para ubicar los de vestir y con el dobladillo hacia dentro los que eran una pieza de traje. Creo que fue la mejor herencia que tuve de mi padre, su porte.

De nuevo mirando por la ventana, vi que la tormenta se acercaba con velocidad, parecía ser que en el cielo seguía una discusión sobre de quien era el turno de ocupar mi techo, si de el sol junto con las palomas y sus heces o de la lluvia con su canto eterno.

Me tenia que disponer a salir a comprar víveres (la vida de un hombre soltero a veces es mas difícil de lo que se piensa), mientras muchas mujeres se deciden que tipo de pantimedias usar, yo simplemente tenia que tomar las barras nutritivas que hacían de mi boca un festín, mal olor después de la comida y buen olor después de una pastilla.

Jamás fui la clase de persona que cruza muchas palabras con las personas del pueblo, me limitaba a decir “por favor” y “gracias” cuando era necesario, supongo que la misma situación me daba el adjetivo de raro o inadaptado entre la gente. Fácil era darse cuenta cuando la gente murmuraba apenas yo entraba a un lugar. Podría no ser bienvenido en los restaurantes pero Marko en la taberna siempre me recibió con un buen whiskey y una sonrisa de esas que los comerciantes de pastas dentales se dirían “orgullosos de haber creado”.

Ya la lluvia me había mojado lo suficiente como para agradecer el baño de la mañana, no hacia falta pensar que fue en vano ya que al menos, las gotas llenas de contaminación y líquido vital, no me haría oler a loción barata.

Note mientras cocinaba, que la gente miraba el cielo de manera extraña, señalando como si algo fuera visible entre las nubes. Yo al observar que caía un rayo, pude ver entre estas lo que me parecía un rostro, pero como siempre, me sostuve a mi lógica y pensé que no había sido más que una alucinación.

La noche no fue más tranquila que las anteriores, en épocas lluviosas eran común que los truenos no dejaran descansar del todo. Aunque con todo el acontecimiento de la tarde, me era imposible de ignorar que el ambiente estaba un poco más hostil de lo normal y que los truenos bajaban cada vez con más fuerza, cada vez mas cerca.

Tenía miedo de mirar por la ventana.

Muchas veces considere que la estupidez humana no se basaba en que el hombre se viera ignorante, si no en que no supiera reconocer cuando estaba en su error. Mi error esa noche habría sido el quedarme con la duda de lo que pasaba afuera mientras escuchaba a la gente gritar.

Lo que pude ver entre las calles ya obscuras, era gente corriendo en sentido hacia el monte, como si huyeran de lo que parecía ser el principio del apocalipsis. Aunque me conocían en la escuela por ser alguien que vivía su propia contradicción, me hubiera encantado poder ayudarles a esas personas, pero como el cobarde que me vi en las peores situaciones, solo cerré las cortinas.

Me tomo por sorpresa el recuerdo del último beso que le di a aquella chica que habría sido considerada por muchos, mi primer amor verdadero. Recordé cuando era feliz y cuando el mundo no me parecía tan gris. Con ese recuerdo en mente y el corazón latiendo aceleradamente, salí de mi cuarto a toda velocidad para dirigirme al pueblo.

Mientras me acercaba hacia el lugar en el que mas gente se concentraba, mas nervioso me notaba. Para esta hora la lluvia ya había cesado casi completamente y la gente ya no gritaba mas, se miraban unos a otros sorprendidos, cuestionándose que era lo que veían y haciendo gestos de terror, las parejas se abrazaban fuertemente.

Empecé a caminar entre la gente, abriéndome paso hasta el lugar que todos rodeaban, cual fue la sorpresa al encontrar el borde de la calle deshecho, como si la navaja de un gigante hubiera cortado de mala gana la misma. Comencé a agacharme para alcanzar la orilla y poder asomarme (sufría un terror incontenible a las alturas, vaya ironía para el hombre de la casa mas alta en el monte) y cuando la alcance, solo veía nada hacia abajo, un abismo enorme en el que antes había una glorieta con una fuente, ya no estaba mas. Ahora ocupaba ese lugar una enorme nube gris o lo que para mi parecía serlo.

Intentábamos mirar hacia el otro lado, con la esperanza de observar tal vez la luz de alguna casa o algún hombre con una linterna, pero parecía que la tierra se había dividido en dos en justo esa parte, como si el otro extremo simplemente hubiera desaparecido. Al parecer esto había sido producto de la tormenta fuerte que había terminado hacia unas horas, pero eso no explicaba como era que la mitad del vecindario simplemente desapareciera así, no encontraba explicación alguna en mi mente ni recuerdo sobre algún fenómeno parecido, no recordaba ningún fragmento de lectura o conversación con mi profesor de ecología en el que mencionáramos algo de tal magnitud, esto no era obra de la naturaleza.

Comencé a caminar de nuevo hacia mi casa, a relajarme, a buscar respuestas o tan solo si pudiera, a despertarme. Esperaba con todas mis fuerzas que fuera un mal sueño o producto de la mente cansada de un joven alterado.

Mientras emprendía mi paso, la gente que antes no me miraba ahora lo hacia, veían en mi mirada una seguridad que no existía, como si yo supiera lo que pasaba o tuviera idea de lo que acabábamos de ver. Algunos caminaban a mi lado mientras decían cosas que para mi estado de alteración, no eran comprensibles. Otros intentaban hablar entre ellos y lo único que salía de sus cuerpos eran lágrimas de no poder comprender lo que sucedía.

Nos alcanzo de frente un grupo nuevo de personas entre las cuales logre reconocer al chico de la caja registradora del mini súper, el fue quien se acerco para hablarme de la situación en la que nos encontrábamos.

Me encantaría poder recordar gran parte de lo que me decía pero solo escuche:

–“…fuego…”- (las voces de mi cabeza no cesaban)

–“… ¡calles incompletas!...”- (no podía pensar bien con tanta gente a mi alrededor)

–“… ¡pueblo… destruido!...”-

En ese momento mi mente regreso a la tierra, ¿estaba escuchando bien? ¿El pueblo estaba destruido?

Parecía ser que según lo que contaba el chico, la tormenta había generado más de un desastre y que no teníamos a donde ir. Organizamos brigadas de exploración con gente que sabíamos se dedicaba a vagar un tanto por el bosque (seguramente tendría experiencia en la jungla de concreto) y también tomamos una casa cerca de la mía como lugar de reunión para poder llegar a una conclusión sobre lo que pasaba, pero mas importante, lo que pasaría después.

Después de unas horas, los encargados de cada sector fueron dando reportes sobre lo que veían y escuchábamos la misma historia en cada reporte nuevo: -“No se puede observar mas allá de dos metros y una nube espesa nos quita visibilidad hacia el precipicio”-

Algunos habían intentado lanzar rocas sin obtener sonido alguno de caída, otros habían tomado cuerdas lo suficientemente resistentes como para remolcar autos, pero las personas que descendían, jamás volvían a subir.

Dispararon bengalas y después de al menos 5 metros hacia abajo no emitían más luz visible, empujaban autos y no se generaba sonido alguno.

Lo extraño no estaba en que no teníamos electricidad o algún aparato funcionara, si no en que las personas parecían más calmadas de lo que se podía esperar.

Ciertos enfermos, según me reportaron, aventaron un perro para ver si podían escuchar algo con un animal, pero que como con la bengala, después de unos cuantos metros, ni el perro ni su aullido se escucharon de nuevo.

Extraña situación en que ahora me veía rodeado de mas personas que antes en la vida, ni cuando fue mi mejor época tuve tantas personas a mi alrededor, jamás antes alguien había confiado su vida en mi.

Como era de esperarse, personas que ya no encontraban respuesta más que la desesperación, daban su solución con un poco de plomo en su sistema. Cuando se escucharon los primeros tiros fue que la gente empezó a entrar en pánico. En ese momento yo también sentí debilidad, pero el rostro de la niña de la joven pareja que vivía 5 casas debajo de la mía no me dejo quebrarme más, tenía que encontrar una respuesta para ellos. Por ella.

En cierto momento de lo que parecía ser el tercer día que había pasado ya, un grupo de personas que yo jamás había visto se acercaban a la casa con antorchas y palos, como si se tratara de un linchamiento, unos tenían rostros preocupados y otros llenos de furia, golpeaban cualquier cosa que se encontrara en su paso.

Vi como algunos de los hombres que estaban mas cercanos a la ventana susurraban y expresaban miedo, se olía su miedo.

Cuando llegaron a nuestro cuartel, abrieron la puerta de una patada, subieron corriendo por las escaleras y algunos otros (según escuchaba yo) habían entrado a la cocina, tomando lo que pudieran y gritando de nuevo, cosas que no podía entender. Seguía pensando demasiado como para poner atención en lo que veía y escuchaba.

De nuevo cosas no muy claras:

-“… ¡malditos!... ¡dejen a los niños en paz!...”- (maldita sea porque no me concentro)

–“… ¡fue el!... ¡el joven Lender!...”- (no lo conozco, sea mas especifico)

–“¡el chico de la registradora!”- (maldito sea, el fue quien dijo que teníamos hospedaje y comida)

Recobrando un poco la memoria, pude recordar que había mandado al chico en una de las primeras exploraciones que se hicieron y jamás regreso. Seguramente el había encontrado a este grupo de personas y como yo no fui amable con el antes, se habría cobrado venganza de este modo.

Vi que algunos de los hombres luchaban contra los extraños y fue ahí fue cuando comprendí que debía luchar también, así que me lance contra el que parecía, ser su líder.

Forcejeamos un poco y me llego a golpear unas cuantas veces con su tabla, pero como pude le arrebate el arma y al tenerlo desmayado ya casi muerto entre mis brazos y una de aquellas llaves que en la lucha libre usaban comúnmente, los demás dejaron de pelear y simplemente se retiraron. Hombres ensangrentados me ayudaron a levantarme y tomaron al hombre extraño para amarrarlo y conservarlo vivo tanto como se pudiera. No sirvió de mucho ya que después de un golpe que se propino al caer, sangre comenzó a brotar de su nariz constantemente.

Después de recuperar un poco el aliento, verificamos que todos los nuestros estuvieran bien.

No supimos mucho de algunas brigadas de exploración que se habían enviado antes, de las 8 que salieron regresaron 6 y algunas de estas incompletas. Algunas personas murmuraban que probablemente muchos ya se dedicaban un poco al canibalismo a estas alturas ya que no sabíamos con exactitud cuantos días habían pasado y los cálculos mas exactos que disfrutábamos suponían al menos unas 2 semanas.

Con temor a que algo más pudiera suceder (como aquella visita inesperada de hombres armados que tuvimos o cuando una jauría de lobos se instalo afuera de la casa por lo que creímos 2 días), apenas tuve oportunidad me dirigí a mi casa apresuradamente para no encontrarme con algún animal que pudiera estar hambriento. Tenia que tomar mi revolver y todas las municiones de las que disponía para poder tener con que defender a las que al menos ahora serian unas 40 personas en la casa vieja, bastante servía que la casa no era pequeña para que no estuviéramos todos amontonados.

Al llegar a mi casa y entrar con sigilo, note que muchas cosas estaban desacomodadas y no sabia si había sido algún animal o una persona que podría haber entrado, yo solo esperaba que el cajón en que tenia mi arma no hubiera sido abierto y que todo estuviera donde debía.

Subí un poco desesperado a tomar mis cosas y en cuanto entre, no mire hacia el cajón, me distrajo totalmente la foto que tenia en el espejo de mi cuarto, esa foto en que me encontraba yo abrazado de mi madre en aquella fiesta horrible que alguna vez organizo un amigo mío. ¿Qué pensaría de mi aquella señora con la que no tuve contacto al menos el ultimo año antes de todo esto?

¿Se encontraría bien?

Tuve que dejar mis sentimientos de lado y pude encontrar el arma justo donde siempre había estado, tome las municiones y antes de salir, note que mi televisión seguía encendida. No sabía si era la mejor noticia en mucho tiempo o un simple error.

Comencé a sintonizar canales rápidamente hasta que encontré el canal del noticiero local transmitiendo, mi alegría era incontenible.

¿Ya estarían buscándonos? ¿Tendrían ellos respuesta a lo sucedido?

Me emocionaba la idea de saber algo del mundo exterior.

La reportera de aquel canal siempre se me había hecho hermosa pero nunca pude soportar su chirriante voz, aun así le puse atención a su reportaje: -“Estamos sobre la avenida noruega en el lugar del hecho que ha conmocionado a sus habitantes…”- (esa es nuestra avenida y si se dieron cuenta sobre lo que sucedió)

–“… al parecer se reporta, un automóvil cayó desde el cielo como dicen los testigos…”- (espera, ¿Qué? ¿¡No se han dado cuenta de que falta todo un vecindario!?) –“…estamos observando que mientras muchos están preocupados por lo que puede ser probablemente el suceso mas extraño en el tiempo de vida del vecindario, algunos mas siguen promoviendo el vandalismo, como el chico que esta a mis espaldas pintando en la pared de una casa la palabra “CROATOAN”…”- (¡a mi que me interesa que estén pintando una palabra que no conozco! ¡Que no ven que ya no esta la mitad del vecindario!)

Mi corazón se detuvo al observar en la tele, que la cámara giraba y en donde el chico pintaba aquella palabra, misteriosamente justo en donde se había dividido la calle, las casas que yo ya conocía bien de vista por sus malos arreglos de cercas y pintura, no estaban ahí, el vecindario estaba completo pero no era el nuestro. La avenida era la misma y las casas contiguas también, pero nosotros ya no estábamos ahí. ¿Cómo era posible esto?

Sin ninguna otra esperanza apague el televisor y corrí colina abajo hacia nuestro cuartel para comentarles a los demás lo que acababa de suceder, pero no encontré a nadie dentro de la casa, así que me dirigí al punto en el que antes había encontrado a todos, la extinta glorieta.

Al llegar observe que todos estaban de nuevo formando un semicírculo y mi sorpresa fue mayor cuando vi que el mismo automóvil que mire en el televisor estaba justo ahí, había caído del cielo como dijeron en las noticias y peor fue cuando el viejo mudo de la casa roja abrió sus ojos en expresión de sorpresa, ya que ese era el mismo automóvil que habían arrojado tiempo atrás por el vacio, ese era su auto.

No habían caído bengalas, no había caído el perro o alguna persona, solo el automóvil.

De nuevo comenzaron a sonar los tiros y pude escuchar como gente caía detrás de mí. No era una guerra o alguien disparándonos, eran ellos mismos en su desesperación por salvarse de algo que no conocemos ni comprendemos.

Antes de recurrir a ese último recurso, estoy lanzado por ese abismo esta historia en una botella, esperando que algún día un marinero pueda encontrarla, alguna persona tal vez en la calle o que llegue a los pies de alguna bella chica en la playa.

Espero con todo mi corazón que caiga en donde sea, menos aquí de nuevo.