Noches frívolas y de penumbra,
Bancas de parque solas a la luz de la luna,
Perfectas para Emmanuel. y su locura,
Deslumbrante.
Fría la noche empieza su relato,
Disipando, el aire mueve los harapos,
La gabardina larga y el contrabajo que
Apenas alcanza a sonar de entre la niebla.
Mientras mas pasa el tiempo, más ella se acerca,
Flotando entre la niebla, danzando a la par
Del sonar de sus piezas, sus huesos.
Un fuerte escalofrió recorre el cuerpo, y
Sin poder moverse, el joven ha tomado su lienzo,
Sin mas ganas de pintar, en lugar de emprender la marcha,
Solo ha soltado una carcajada.
Ríe de cinismo, al saber que la muerte al llegar,
Reconocerá a un viejo amigo.
Sin embargo su destino es inevitable, y sin mas ni menos,
La muerte emprende su viaje.
Lleva en su espalda el cuerpo mutilado del vampiro,
Sin ojos, abierto el cuello, intestinos cuelgan del
Orificio que fue antes su ombligo.
Quemaduras de cigarrillo y laceraciones en las piernas
Y brazos, forman parte de aquel dulce canto que
Solo la muerte sabe, solo ella entona, y solo antes
De morir se escucha, se enfrenta, aflora.
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