El ritual de las rosas

No buscar justificación al momento significa tener
la solución para el acontecimiento. Veras, la
vida nunca ha sido fácil y yo jamás la he vivido.

En algún momento me detuve a pensar que no seria bueno
volver a entrar a ese viejo cuarto hecho de lamina, de
varios años atrás disgustaba la presencia del sol y
hoy me saludaba con un fuerte abrazo.
Ya sentado en la silla con la cubeta lista, tenía
presente que no todo era normal hoy, algo
cambiaria de nuevo.

Al cabo de un momento llegaste tú junto con tu hermana
y mientras preparaba el ritual tus brazos rodearon mi
cuello para hacerme saber que todo estaría bien.

Metí mis manos en la sustancia y comencé a moldearla en
lo que te dabas el momento de limpiar tus extremidades,
jamás volverías a verlas igual y tenias que visualizar
tu partida. Ya en mi palma la primera bala calibre .50
fue convertida en el cono que adoptaría tu brazo, empezar
desde tu mano hacia tu hombro era necesario.
Se que te duele, pero es solo un momento, tiene que tener
buena forma y punta para que te proteja.

No comprendo que me dice tu hermana, me habla en una lengua
extraña y mi atención esta en tu templo.

Pronta la recuperación tendrá que ser, pronto estarás mejor
que nosotros y tendremos que aprender a extrañarte, aprender
que ya no estarás aquí pero que nos acompañaras siempre.
Después de un momento me di cuenta que habíamos terminado y
ya tu pecho comenzaba a cambiar de color. Tengo que dejarte
aquí hasta mañana, será una noche solitaria, un dolor agonizante
y un sufrimiento indescriptible pero todo terminara valiendo
la pena. Tonto el que piensa que el trabajo de un escultor es fácil.

A primera hora del día siguiente corrí al cuarto para ver como
te encontrabas y me di cuenta que no estabas mas. Desesperado
comencé a buscarte y no vi rastro alguno de ti. ¿Te habrían robado?
¿Podrías haberte ido?

Justo mire por la única ventana de este recinto y observe a tu hermana
en lo alto de la colina depositándote en la tierra con cariño;
brillando mas que el sol.

Que extraño, jamás deje de sentir sus brazos en mi cuello...